miércoles, agosto 13, 2003

Día 13. Marinero de agua dulce


Ya he contado mi experiencia en las playas del mar del Norte. Hoy hablaré de las playas de los lagos y canales, playas de agua dulce. Son aún más populares que las que dan a la costa, entre otras razones porque el agua está más caliente, no hay peligro de olas, y porque en el interior del país la temperatura es mucho mayor que en la costa, y no me creeréis, pero la diferencia entre Hilversum y el mar es de unos 10 grados de temperatura, y estamos a 40 Km. del mar. Como además ir a las playas de la costa es asegurarse un par de horas en caravana de tráfico (no creáis que esto solo pasa en Gran Canaria) el aliciente para ir a estas playas es mayor.
Yo tengo dos cercanas: Loosdrecht y Zilverstrand. La primera es un lago que hay cerca de mi casa muy popular para actividades de vela. La “playa” es una extensión de césped en el que te tumbas y desde el que saltas al agua. El agua, turbia, turbia, turbia por no decir hedionda. Olvidaos de las transparentes aguas del mediterráneo o del atlántico. Aquí la luz del sol nunca ha llegado al fondo. Uno llega a la playa con su bicicleta, extiende su toalla y cuando decide darse un baño cierra los ojos y salta al agua con cuidado porque no tiene mucho fondo y tratando de que no nos entre líquido por ningún lado. El fondo es mullido, producto de las algas que lo habitan y que hacen el caminar por el mismo un auténtico suplicio, solo apto para masoquistas. La gente llega cargada con neveras y similares y se montan los asaderos allí mismo, lavando sus braseros en el agua con lo que es habitual el ver trozos de carbón vegetal flotando alegremente en la superficie del lago. Así que sólo la convicción personal de que en mi casa se está peor hace que acuda a dicha playa.
La otra, Zilverstrand está dividida en dos zonas, No nudista y nudista. A la segunda nunca he llegado a ir porque todo el mundo me lo desaconseja. Parece que se montan unas peloteras del quince en esa playa, con gente follando en la arena y gays a tutiplén restregando sus penes contra sus culitos. En la parte a la que yo acudo lo que llama la atención es la ALTÍSIMA proporción de gente de color, conocidos vulgarmente como negros, comparadas con otras playas. Por cada holandés de tez pálida tenemos al menos dos oscuros. Aquí la arena se alterna con el césped, y el acceso al agua es más similar al de las playas convencionales. Existe un único puesto fijo de venta de viandas que abastece a la basca. La arena está plagada de trozos de carbón producto de pasados asaderos. Cuando uno se tumba a tomar el sol, enseguida nota la ingente cantidad de pequeños mosquitos que revolotean alrededor. Los hay por millones. Si tenéis el suficiente valor para ir al agua, como yo, entonces os encontraréis con una masa oscura salpicada de algas flotantes y de textura caldosa. Entráis y ya podéis armaros de paciencia y caminar, porque esta es más parecida a las playas del mar del norte y nadie te quita tus doscientos metros de paseo sobre unas algas asquerosas que no solo pueblan el fondo sino que llegan hasta la superficie. Cuando alcanzas una profundidad suficiente, te haces un chas-chas en el agua y sales corriendo. Algo que he notado en esta agua es que viene con el acondicionador de pelo incorporado. Cada vez que me baño en ella me entran unos picores horrorosos por todo el cuerpo, pero el pelo se me queda suelto y sedoso. Me da pena ducharme cuando llego a casa porque estoy convencido que si sigo lavándome el pelo en esa agua y no me ducho, los efectos beneficiosos de esas bacterias y animales varios harán que mi pelo crezca más fuerte y sano. Otro efecto colateral es la enfermedad de las “algas azules”. Debido al fuerte calor y al agua estancada en combinación con la falta de lluvias se reproducen hasta el infinito este tipo de algas, y la ingestión de esa agua produce diarreas, picores corporales y algún otro efecto. Yo supongo que eso explica los picores que siento cada vez que salgo del agua pero lo de la ingesta del líquido, ¡por Dios! Hay que estar enfermo para abrir la boca en esa agua empozada asquerosa. Como coño puede alguien beber eso.
Así que la próxima vez que vayáis de excursión al campo y veáis un estanque con su agua verde, sus algas, sus ranas y su pinta asquerosa, pensad que eso en los Países Bajos es una playa de agua dulce.