miércoles, agosto 27, 2003

Día 27. Elke 5 jaar een uitstrijkje


Amadas amigas, ¿estáis pensando en veniros a vivir a los Países Bajos? ¿Os reconcome por dentro la curiosidad y queréis saber como funciona el primer mundo en cuestiones ginecológicas? Habéis llegado al lugar adecuado porque hoy tendréis todas las respuestas a vuestras dudas.
El título del mensaje de hoy se podría traducir libremente como “Cada 5 años un repasillo al chochillo”. ¿Sorprendida? ¿Asustada? ¿Flipada? Pues sí, las mujeres nórdicas son más resistentes que las latinas y no tienen que pasar revisiones anuales. Con un chequeo cada lustro van listas. Hoy he estado en mi médico y en la sala de espera he visto el cartel con el calendario y he recordado que esta es una de las costumbres bárbaras que más llaman la atención a las féminas españolas. No sólo se pasa la ITV conejil cada 5 años sino que el primer chequeo se realiza a los 30 años, con lo que aquellas de vosotras nacidas en 1973 habríais recibido durante el mes de Enero la primera visualización de los intríngulis de vuestro potorro por un profesional de éste campo (no quiero decir que vuestros compañeros/amantes/maridos/novios no sean profesionales, pero lo son a otro nivel). Para haceros la experiencia menos traumática y más familiar, en lugar de ir a la consulta del profesional éste se instala en la consulta de vuestro médico de cabecera y pasáis la revisión allí y no en esas consultas llenas de extraños y aterradores aparatos. Es más, vuestro médico de cabecera lo puede asistir y echar un vistacillo a esos papayos maduros. Por supuesto esto implica que la elección de profesional de la rama ginecológica no existe y tenéis que apechugar con el que vuestro médico de cabecera tenga en estima. Imagino que el médico reza todo el año para que llegue Enero y poder disfrutar en el frío invierno Nórdico de los calores producidos por las vistas de esos chichis frescos y apetitosos. Por la misma razón, en Junio huye de su consulta ya que les llega el turno a los chuminos nacidos en 1943, órganos que cumplen sesenta años durante el presente y que asisten a su última revisión profesional. Imagino que en ella se les dirá a esas mujeres que se acabó, que su flor de los secretos está ya marchita y que deberían dejar de usarla salvo para excreciones urinales y por supuesto dejar de asustar a los pobres médicos con sus visitas.
Éste mes de septiembre se presenta el grupo de coños nacidos en 1953 que dicen fue una cosecha muy buena, con categoría de Excelente. Una generación que maduró bajo la influencia hippie que provocó que estos pajaritos por primera vez picotearan de más de una fruta, se volvieron libres y volaron salvajes por toda Europa. Pero el tiempo no perdona amigas, y esas fuentes del placer de los setenta son los chochos pelaos de comienzos del siglo XXI, cansados tras 50 años de uso intensivo, habiendo alcanzando o superado ya el punto de desarrollo máximo e involucionando despiadadamente.
La próxima vez que vayáis a vuestra revisión anual con vuestras amigas, libres para elegir el ginecólogo que queréis y estéis en la consulta esperando que os llegue el turno pensad que un poco más al norte, en el centro de Europa, en la cuna de la civilización occidental, las mujeres no tienen las posibilidades de elección que tenéis vosotras y disfrutarán de ese servicio que os proporciona la sanidad pública sólo un 20% de las veces que lo disfrutáis vosotras. Y si por casualidad estáis pensando en mudaros a estas tierras, no perdáis vuestra tarjeta de la Sanidad Pública ni el contacto con vuestro ginecólogo porque volveréis a él igual que el turrón El Lobo “vuelve a casa por Navidad”.