viernes, agosto 01, 2003

Día 1. El comienzo


Mis amigos dicen que soy más falso que Judas, y la verdad es que tienen razón. Uno no puede negar la sangre que lleva dentro, y Yo tengo española, de la buena. Esos momentos de falsedad son los que lo mantienen a uno vivo, especialmente cuando estás exiliado.
Estos días practico esa mala hostia a destajo en mi trabajo. Uno de mis compañeros ha comenzado una guerra conmigo (o contra mí) porque lo han comparado con el menda, y le han dicho claramente que su estancamiento profesional se debe a su vagancia, y que si quiere prosperar, que ya me puede utilizar como ejemplo. Claro, eso no se lo puedes decir a cualquiera, pero si el cualquiera es un moro de mierda, altamente sensible a este tipo de comentarios, aunque insensible a marginar a su esposa en la cocina cuando le vienen visitas a la casa, y más gandul que la chaqueta de un guardia, pues tenemos follón.
Y ¿que pinto Yo en todo esto? os preguntareis. Pues eso me gustaría a mi saber. Yo fui usado en la comparación, por otra parte muy acertada, y como resultado de la misma el colega no solo me ha dejado de hablar, sino que si Yo estoy en la máquina de café él se marcha.
Aquí es donde mi maldad se pone a trabajar, y claro, ¿cómo joderlo bien jodido? pues trabajando aun más, subiendo el listón al hijoputa. Así que he tenido una semana de rendimiento al 130%, pero no solo eso, además de victima porque estoy muy dolido con su actitud. Ja ja ja. Como ha tratado de endiñarme algún marrón, se los he devuelto debidamente amplificados. ¿No decías que querías trabajar? Pues a currar. Antesdeayer le devolví uno de sus marrones a las 16.00 y se tuvo que quedar currando hasta las 18.00. Ahora si que me puede odiar con razón, porque él siempre se ha ido a casa a eso de las 16.00.
El problema con estos rivales de segunda fila es que no te duran un asalto. No creo que tarde más de dos semanas en tratar de firmar la paz, pero ahora la cuestión es si Yo quiero detenerme, o si por el contrario, debería mostrarle el camino hacia esa gran amiga llamada depresión.
Cambiando de tema, el pasado fin de semana estuve haciendo turismo en Dusseldorf. La verdad es que me quedé un poco rascado porque me esperaba un lugar mas "turístico" y lo que me encontré es un villorrio que ha crecido hasta hacerse ciudad. No hay prácticamente atracciones turísticas y la ciudad adolece de la fealdad y aburrimiento de las ciudades dormitorio. Lo más reseñable es la presencia del río Rin, que la cruza. Y por ahí andábamos, en un mini crucero de 2 horas, cuando comenzamos a oír ruido de sirenas, barcos de policía, bomberos, ambulancias. Un follón de cuidado, que parecía tener su epicentro en el río. Nosotros continuábamos con nuestro avance tranquilo y aquel barullo siguiéndonos, hasta que pudimos ver el origen del problema. Un desgraciado estaba tratando de suicidarse saltando desde uno de los puentes al río. Pero vamos a ver, DONDE COÑO DAN LOS CURSILLOS DE SUICIDIO para que la gente salga con estas ideas estúpidas, porque me diréis la muerte que os espera al saltar al agua desde un puente con miles de curiosos y saltando a uno de los ríos con mayor trafico fluvial del mundo, donde posiblemente no estés ni medio minuto en el agua antes de que alguien te recoja. Hay que ser gilipollas, o un exhibicionista. Esto de los suicidas de pego se da mucho. Yo mismamente conozco a un par de ellos, pero mejor hablo de esos desgraciados otro día…